Transformar la basura en “arte”
es un objetivo que se plantean en la actualidad diferentes grupos activistas y
defensores del medio ambiente. Aunque la práctica del reciclaje es muy antigua,
la emergencia del término es bastante reciente y está asociada a los avances en
los estudios ecológicos. Comúnmente se entiende por reciclar como la
reutilización de los objetos y materiales que se encuentran en el entorno
inmediato. Se ha ampliado la carga semántica de la palabra si se toma en cuenta
que en el Diccionario de la Real Academia Española, se define reciclar como:
“Someter repetidamente una materia a un mismo ciclo, para ampliar o incrementar
los efectos de éste”.
La práctica del reciclaje en el
arte debe mucho a la labor de los artistas asociados al llamado “nuevo
realismo”, quienes emplearon todo tipo de materiales de desecho para elaborar
piezas artísticas. Por su impacto visual, fueron especialmente llamativas las
estructuras cúbicas realizadas por el francés César (César Baldaccini), quien
recurrió a la compresión de carrocerías de automóviles que eran consideradas
“chatarra”.
La práctica del reciclaje en el
campo del arte cuenta con toda una tradición crítica hacia el interior del
sistema artístico y hacia la sociedad de consumo con sus implicaciones
valorativas en el mundo de los objetos, aunque el término ha comenzado a ser
utilizado recientemente en este ámbito. En los últimos años se han observado
diferentes experiencias artísticas que han empleado la estrategia del
reciclaje. En Venezuela se han presentado algunas exposiciones colectivas,
organizadas por organismos estatales y privados, cuyo tema ha sido el reciclaje.
Pero muchas de estas experiencias no pasan de estimular un giro de óptica sin
alterar los modelos de producción, circulación y valoración.
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